martes, 25 de abril de 2017

Del papel de la burocracia en la implementación de las políticas públicas

En primera instancia se debe de dejar en claro que es la implementación en el marco de las políticas públicas, al respecto, Revuelta (2007) refiere que, “es el proceso que ocurre entre las declaraciones formales de la política y el resultado final alcanzado” (p. 139). Se entiende además que es un proceso mediante una política que puede verse influenciado por actores y factores, que han de apoyar, alterar o en el peor de los casos obstruir el cumplimiento del objetivo original.

Para este análisis en concreto, no existe diferencia entre si la política que se implementa es una decisión administrativa hecha por el poder ejecutivo o una hecha por el legislativo en forma de plan, programa, decreto o ley promulgada, en este sentido la implementación será atendida como un proceso.
Dentro de las diversas variables independientes que influyen en este proceso se encuentra la burocracia; Max Weber, como principal exponente de la teoría burocrática derivo del alemán büro como oficina y del griego cratos, poder. En este sentido, para él, es una gran organización que opera y funciona con fundamentos racionales. Hoy en día este término se aplica hacia el conjunto de actividades y trámites que hay que seguir para resolver un asunto de carácter administrativo, también se le suele atribuir al grupo social formado por funcionarios o empleados públicos.
El proceso posterior a la toma de decisiones había sido un área de estudio desatendida hasta los años setenta; diversos autores consideraban el estudio de la implementación de políticas como algo que no ameritaba atención especializada, debido a que la implementación era simple, solo aplicar la política y esperar los resultados de los objetivos planteados.
Por otra parte, la evidencia creciente de un gran número de casos de estudio, mostró la existencia de una grieta entre los objetivos originales de la política y sus resultados finales, es decir un marco comparativo entre la perspectiva y la realidad.
Siguiendo a Revuelta, refiere que un buen número de estudios investigaron el rol de la burocracia, como la única o principal variable en el proceso de implementación. El éxito o fracaso de la implementación de políticas se le atribuye a la burocracia, “esencialmente se considera que los asuntos burocráticos son el principal problema de la implementación” (Kaufman, 1993, citado en Revuelta, 2007, p. 142). Otros autores afirman que los burócratas no son neutrales en sus preferencias políticas, ni son controlados por fuerzas externas. “su autonomía les permite negociar exitosamente para conseguir buena parte de sus preferencias" (Oszlak, 2006, p. 12). Al respecto el propio Weber consideró a la burocracia como un tipo de poder y no como un sistema social.
Revuelta menciona que otros autores consideran a las relaciones intergubernamentales como el principal asunto que afecta la implementación y que estudios más recientes “siguen considerando a los asuntos burocráticos como el centro del problema de la implementación” (Huang, 1999 y Whiford 2002, citado por Revuelta, 2007, p. 143).
Aun en la actualidad se considera vigente la postura de Revuelta sobre el papel o rol de la burocracia en la implementación de políticas, dado que nuestra forma de gobierno es una democracia, donde elegimos a nuestros gobernantes, no siendo así la burocracia que emerge del carácter no representativo. Los actores de la burocracia condicionan la implementación, en el contexto, tipo de política, magnitud del cambio requerido, recursos financieros, condiciones socioeconómicas, el apoyo de los medios, las mismas actitudes de los ciudadanos, el apoyo fundamental de las autoridades, etc.
Todo lo anterior se ve reflejado en los alcances finales de la implementación de las políticas públicas, su introducción, modificación, permanencia o cancelación de las mismas.

Referencias
Revuelta, B. (2007). La Implementación de Políticas Públicas. Díkaion, vol. 21, núm.  016, 135-156. Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=72001610

Oszlak, O. (2006). Burocracia Estatal: Política y Políticas Públicas. Revista POSTdata: Revista de Reflexión y Análisis Político, núm. 11, 11-56. Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=52235599001

jueves, 13 de abril de 2017

Del dinero y la compra de la felicidad

"El dinero no compra la felicidad, pero con él puedes 
comprar tacos y yo nunca he visto a una persona 
comiendo tacos, triste o llorando"




En diversas ocasiones de la vida, se ha escuchado la frase, El dinero compra la felicidad, algunos aseguran que es cierto, lo más escépticos dirían que no, otros afirmarían que si no la compra al menos ayuda en mucho.  

Primeramente se ha de definir que es la felicidad, al respecto el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) indica que la felicidad es “Estado de grata satisfacción espiritual y física”, entonces se ha de entender que la felicidad no es más que el estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha gozar de lo que desea o por disfrutar de algo.

Algunos personajes allegados a quien esto escribe, refiere que la felicidad adquirida por el dinero solo es pasajera, momentánea o fugaz, sin embargo, se ha defendido a capa y espada que  la felicidad está hecha de momentos, de circunstancias, de experiencias que dan ese estado de satisfacción.

Michael Norton, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard dijo en la conferencia Dealbook en Nueva York:

“parece extraño que las cosas que desaparecen pueden hacerte más feliz que las cosas que permanecen”  visto de otro modo, cuando se gasta en un televisor o un celular, estos están orientados a actividades que se realizan en silencio como ver programas solo o usar aplicaciones para jugar en solitario, pero cuando están de vacaciones, las personas conviven con familiares y amigos, ven nuevos lugares, aprenden cosas nuevas y crean recuerdos. Lo mismo ocurre con las experiencias relativamente baratas como salir a cenar con los amigos.  (Guillespie, 2015, parr. 6)
Muchas veces nos sentimos felices por hacer felices a los demás, tener el poder adquisitivo para otorgar regalos o como dice el dicho, hay más felicidad en dar que en recibir.

Al respecto, Dan Gilbert, profesor de Psicología de la Universidad de Harvard indica que “los recuerdos de las personas, lugares y actividades, son los que más califican las personas como felicidad, cuando han invertido dinero en ellas” (Finanzas Personales, 2017).

Todo ello nos forja una idea clara de que si es posible que el dinero compre la felicidad, los menos osados, optarían por cambiar el verbo activo y simplemente decir que el dinero, ofrece, otorga, facilita o simplemente da la felicidad, y es bastante válido.

Los detractores de esta teoría han afirmado que existen caso en que las personas tienen todo el dinero del mundo, sin embargo tienen a algún ser querido enfermo, y en cuyo caso el dinero no le puede curar, teniendo a quien posee el dinero en un estado de infelicidad permanente; ante tal idea, me remito a la síntesis de este artículo, El dinero compra la felicidad; por lo que se descarta que el dinero pueda comprar la salud, el amor y la amistad, son asuntos distintos.

Si bien ya se ha puntualizado que el dinero si otorga la felicidad, también se puede dar que la felicidad otorgue el dinero. De acuerdo a otras investigaciones, Jiménez (2005) señala que, “es posible que tanto el dinero dé la felicidad como que la felicidad dé dinero” (parr. 7). Y es que cuando realizamos nuestro trabajo con dedicación, esmero, cuidado, vocación, gusto, lo hacemos felices y este nos retribuye un beneficio económico, pero este tema deberá de ser tratado por separado.

Lo contrario a la felicidad seria la angustia, disgusto, pena, pesar, desdicha, apuro, etc., etc. Por supuesto a nadie le causa felicidad, tener deudas, pasar por la angustia de que se acabó el gas y aun no llega el día de pago, que se acumulen las cuentas por pagar, observar que el banco nos aplica comisiones, intereses e impuestos a lo poco que tenemos, que llegue el cumpleaños de nuestros hijos y no podamos festejarlo, el día del papá o la mamá y  que no tenemos lo suficiente incluso para el más mínimo detalle. Que andemos de antojo por comer algo y tengamos que quedarnos con las ganas, dejar de ir a una fiesta solo por no poder estrenar un vestido nuevo, dejar pasar oportunidades de ofertas y promociones en el súper o centro comercial.


Con dinero esto sería distinto… ¿o no?




Referencias

Guillespie, P. (23 de Noviembre de 2015). Expansión. Obtenido de http://expansion.mx/mi-dinero/2015/11/23/el-dinero-realmente-puede-comprar-la-felicidad-harvard
Jiménez, M. (05 de Septiembre de 2005). El Pais Economia. Obtenido de http://economia.elpais.com/economia/2015/09/05/actualidad/1441461835_564364.html
Personales, F. (12 de abril de 2017). Como el dinero si puede comprar la felicidad. Obtenido de http://www.finanzaspersonales.com.co/hogar-y-familia/articulo/como-el-dinero-si-puede-comprar-la-felicidad/56526



viernes, 7 de abril de 2017

De la pérdida de valores y el acoso femenino

Es increíble, como la mujer tiene que acostumbrarse al acoso de los hombres, cuando realizan actividades tan comunes como caminar por la calle, recibir miradas insinuantes e insistentes, incluyendo en algunos casos palabras vulgares e insultantes.

Se acostumbra, y aquí nada tiene que ver si se es bonita o no, el hombre (en su mayoría) sólo ve un cuerpo femenino y su mente se llena de porquería imaginaria.

Cuando alguien tiene la osadía de ir mas allá, exhibiendo o incluso teniendo contacto físico, es denigrante e insultante, un simple roce, y no es justo que mujer alguna sufra de semejantes humillaciones, no es justo para la mujer que invadan su intimidad.

Tan increíble como cierto es que existan hombres así rondando por ahí, hombres que en su mayoría deben tener novia, esposa, hijas y por no ir mas lejos, una madre.

Cómo no hacer conciencia del coraje e impotencia que sentiría si su propia sangre pasara por situación tan desagradable provocada por otro hombre.

Y es que por unos cuantos malhechores, pagamos todo el género masculino.

Cada vez estamos peor humanamente hablando, perdemos el sentido de los valores, de la moral y de la ética, para volvernos mas irracionales, cometiendo acciones motivadas por pasiones y bajos instintos.


BASTA CON DESEAR ALGO PARA QUE NO ESTÉ DISPONIBLE

 La vida suele darnos lo que necesitamos, sin embargo no cumple deseos y menos caprichos, basta con desear algo para que no esté disponible....